El aparato locomotor involucra a buena parte del cuerpo y es el principal responsable del movimiento. A lo largo de tu carrera sanitaria, verás muchas situaciones en las que este sistema estará involucrado. Por ello, debes conocer en profundidad su funcionamiento.
Este tema forma parte del temario del curso de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y otras formaciones de la rama sanitaria impartidas en EOC.
Definición del aparato locomotor
Debes entender que el aparato locomotor está formado por distintas estructuras anatómicas. La coordinación entre todas ellas permite realizar los movimientos corporales y realizar muchas de las tareas del día a día.
Los tejidos del sistema locomotor
Para lograr el correcto funcionamiento de este sistema hay tres partes involucradas:
Los huesos
En el cuerpo humano puedes encontrar más de 200 huesos, pero no todos cumplen con las mismas funciones. El peso de cada individuo lo soportan los huesos largos, como el fémur o el húmero. Los conocidos como huesos cortos, por otro lado, gestionan todos los movimientos finos. Por último, hay huesos cuya misión principal es la de proteger otros tejidos. Es el caso de los huesos planos, como el cráneo o las costillas.
Las articulaciones
Los huesos no pueden generar movimientos por sí solos, ya que no están interconectados. Para esta función existen las articulaciones. Al igual que ocurría con los huesos, sus funciones son muy diversas. Las diartrosis o articulaciones móviles, están diseñadas para facilitar los movimientos amplios. El codo y la rodilla son dos de las articulaciones más importantes, ya que permiten la flexión de brazos y piernas.
Otras articulaciones tienen una menor movilidad y se las conoce como semimóviles, como es el caso de las vértebras. Finalmente, están las articulaciones que no tienen ninguna movilidad, conocidas como fijas. Solo las vas a encontrar en las suturas del cráneo y sirven únicamente para unir los diferentes huesos que lo conforman.
La musculatura
Hay más de 600 músculos presentes en el cuerpo humano. Con su contracción generan fuerza e impulso para mover el esqueleto o conservar su postura. Puedes encontrar tres tipos diferentes. Los músculos esqueléticos, encargados de movimientos voluntarios y unidos a los huesos por tendones. Los lisos, se encuentran en las paredes de los órganos internos y no se pueden mover de manera voluntaria. Y, por último, el músculo cardiaco. Gracias a él, el corazón es capaz de contraerse rítmicamente para bombear la sangre al resto del organismo.
Ahora ya conoces un poco mejor los diferentes tejidos del aparato locomotor.
Funcionalidad del sistema locomotor
Como ya has podido comprobar sobre estas líneas, la función principal del sistema o aparato locomotor es permitir los movimientos corporales. La interacción de los músculos con los diferentes huesos y articulaciones es lo que lo hace posible. Y es algo que sirve para mucho más que simplemente caminar o correr. Cualquier pequeña motricidad, por fina que sea, se produce gracias al sistema locomotor. Pero, además de su función principal, hay otras menos conocidas e igual de esenciales.
Sostén, soporte y protección
La estructura rígida que forman los huesos es la que se encarga de sostener todos los tejidos blandos del cuerpo. Y también es la responsable de mantener en su sitio, bien protegidos, todos los órganos internos.
Producción de células sanguíneas
El sistema inmune comparte algunas de sus estructuras con el aparato locomotor. Y es que la producción de las células sanguíneas se origina en el interior de la médula ósea. Los hemocitoblastos, unas células madre que todos los humanos almacenamos durante toda nuestra vida, se adaptan a distintas funciones según las necesidades del organismo. Así, cuando llega el momento de reemplazar viejas células, los hemocitoblastos sufren un proceso de especialización conocido como hematopoyesis. Eso sí, la médula espinal no es la única fuente de hemocitoblastos. También están presentes en la sangre del cordón umbilical de los recién nacidos, por ejemplo. De ahí la importancia de este tejido a la hora de tratar algunas enfermedades como la leucemia.
Almacén de minerales
El calcio y el fósforo se almacenan a lo largo de toda la vida en el interior de los huesos. Y eso los convierte en la fuente principal de estos dos minerales dentro del organismo. De hecho, es fundamental contar con unos niveles adecuados de ambos para mantener en buen estado estas estructuras del aparato locomotor.
¿Cómo proteger el sistema locomotor?
Si hay algo que debes expresar a cada uno de tus pacientes en tu trabajo como auxiliar de enfermería es la importancia de cuidar su sistema locomotor para que puedan llevar una vida activa y saludable. Aunque es inevitable que se produzcan fracturas o lesiones musculares, hacer deporte y llevar una dieta equilibrada, rica en calcio, vitaminas y baja en grasas, ayuda a preservar la salud de todos los tejidos involucrados en el movimiento. Además, la higiene postural es vital, sobre todo en trabajos en los que deben levantarse cargas de forma habitual o cuando se pasa mucho tiempo sentado.
Conocer a la perfección el aparato locomotor te permitirá comprender mejor las bases del movimiento y las posibles complicaciones que puede presentar cada paciente.