La toracoscopia es una técnica quirúrgica que lleva ya más de cien años aplicándose en la medicina. Sin embargo, ha sido en los últimos años cuando su uso se ha estandarizado en la mayoría de los hospitales de España. Vamos a explicarte en qué consiste este procedimiento y sus diferentes usos en el quirófano. También te hablaremos sobre sus beneficios respecto a otras alternativas y te explicaremos cómo se realiza la prueba.

¿Qué es la toracoscopia?

A pesar de que toracoscopia es su nombre original, en la actualidad se suele conocer a este procedimiento como cirugía torácica video asistida, o VATS, por sus siglas en inglés (Video Assisted Thoracoscopic Surgery).

Para llevar a cabo esta cirugía es necesario lo que se conoce como toracoscopio, un minúsculo dispositivo equipado con una cámara de alta definición y una fuente de luz.

Gracias a él se pueden obtener imágenes de la cavidad torácica del paciente en tiempo real. Y todo ello a través de una pequeña incisión de apenas 4 u 8 cm en uno de los espacios intercostales. Además, se pueden hacer otras incisiones para introducir los materiales quirúrgicos necesarios en cada procedimiento.

Por supuesto, la evolución que se ha producido en este campo con el paso de los años ha sido mayúscula. En 1910, cuando se planteó por primera vez la posibilidad de realizar este procedimiento, se utilizaba un dispositivo óptico mucho más rudimentario. Algo que hacía mucho menos efectiva esta práctica.

¿Para qué se utiliza esta técnica quirúrgica?

Las aplicaciones médicas de la toracoscopia son muy amplias. Vamos a mostrarte algunas de las más interesantes.

Enfermedades pulmonares y pleurales

Uno de los usos más habituales de la VATS es el diagnóstico de patologías en los pulmones y la pleura de los pacientes. Mediante la incisión se pueden realizar biopsias para analizar posibles infecciones o procesos inflamatorios, y también se puede detectar la presencia de células malignas en estas estructuras.

En otras ocasiones, cuando se acumula líquido en la cavidad pleural, también se puede aprovechar esta técnica para facilitar el drenaje. O, cuando ya se conoce la presencia de tumores o lesiones, gracias a este procedimiento se pueden extirpar de forma precisa y muy poco invasiva.

Intervenciones en el mediastino

Las patologías ubicadas en el mediastino, por su localización en la parte central del tórax, son muy complicadas de evaluar. En esta zona podemos encontrar la estructura cardiaca y sus vasos principales. Y tanto su visualización como su tratamiento se simplifican mucho con la técnica VATS.

Identificación de complicaciones postoperatorias

Por desgracia, en ocasiones se producen infecciones o hemorragias tras salir del quirófano. Esto puede poner en peligro la vida y hace inviable una nueva operación, ya que puede resultar difícil mantener estable al paciente. Pero este procedimiento puede ser un verdadero salvavidas en esos casos. Ya que permite identificar rápidamente la causa del problema y corregirlo.

toracoscopia quirófano

¿Cómo se realiza la toracoscopia?

Los TCAE y los auxiliares de quirófano juegan un papel muy importante al realizar esta técnica. Generalmente, se lleva a cabo mediante una anestesia general, y la preparación del paciente es clave para lograr el éxito. Durante este proceso se evalúa su condición clínica y se planifica la intervención. Mientras tanto, es crucial preparar todo el instrumental en el orden adecuado.

A continuación, el cirujano realiza entre dos y tres incisiones en el espacio intercostal. Una de ellas, como ya hemos explicado, es la que permitirá la entrada del toracoscopio, mientras que las otras sirven para utilizar los instrumentos quirúrgicos.

Mientras el cirujano observa la cavidad torácica a través del monitor, utiliza los instrumentos para intervenir al paciente. Por último, se suturan las incisiones.

Ventajas de esta técnica

La toracoscopia tiene importantes beneficios respecto a otros procedimientos similares.

Recuperación más rápida

Una esternotomía obliga al paciente a guardar un reposo absoluto, y su tiempo medio de recuperación es de 90 días. Por el contrario, con esta técnica se puede lograr una recuperación completa en solo una semana. Y el alta, normalmente, se produce entre 24 y 96 horas tras la intervención.

Menor riesgo de infección

Abrir la caja torácica de un paciente puede tener graves consecuencias, incluso en un entorno teóricamente estéril como es un quirófano. De hecho, entre un 3 y un 8 % de las operaciones terminan con infecciones, que en ocasiones pueden resultar fatales. Sin embargo, en el caso de la VATS, el riesgo es casi nulo, con una incidencia menor del 1 %.

La toracoscopia se ha convertido en uno de los avances más apasionantes de la cirugía torácica. Además, su versatilidad permite emplearla tanto para diagnosticar patologías como para llevar a cabo su tratamiento de forma mínimamente invasiva. Por eso se ha posicionado como la primera opción a la hora de llevar a cabo intervenciones en el tórax.