La psicomotricidad infantil relaciona las diferencias en el desarrollo del niño. Este término engloba todo el proceso que se refiere a la adquisición de competencias. Es importante centrarse en los primeros tres años de vida, ya que progresivamente irá mostrando signos de madurez del sistema nervioso central con su psicología y motricidad.
El desarrollo de la motricidad infantil durante los primeros 36 meses
Antes que nada, debe quedarte claro qué es la psicomotricidad infantil. Por medio de una atención temprana, puedes comprobar cómo el recién nacido va respondiendo a diversos estímulos.
El desarrollo psicomotor comprende la capacidad del niño para moverse, para expresarse y transmitir sus emociones. Por suerte, podemos guiarnos por determinados cálculos para saber si un menor está desarrollando sus competencias adecuadamente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos facilita algunos parámetros del crecimiento del niño. Mediante ellos podemos ver que un bebé de 3 meses debería coger objetos. A los 6, debe saber sentarse, mientras que a los 9 gatea. Entre los 9 y 17 meses debería caminar. A los 2 años puede saltar con dos pies y, a los 3 años, con uno solo.
Si atendemos al lenguaje, a los 3 meses transmite vocalizaciones y a los 9 balbucea y puede formar bisílabas. Al año de edad expresa un palabreo, mientras que a los 18 meses hace por palabrear atropelladamente. Con 2 años puede juntar dos palabras de manera adecuada. Seis meses después es capaz de formar oraciones donde se distinguen el sujeto y el predicado.
Teniendo en cuenta su desarrollo social y la comunicación emocional, por lo general, un niño de 3 meses sonríe. Con 9 puede imitar la actitud de sus mayores o de otros niños. Con un año puede señalar lo que le indiquen, mientras que con 18 muestra objetos. A los 2 años tiene capacidad para jugar con más personas.
¿Cuáles son los signos de madurez del sistema nervioso central?
Los signos de madurez son contrarios a lo que podemos definir como signos de alerta. Estos últimos nos avisan de ciertos problemas en el desarrollo del niño que pueden afectarle en su vida.
Una evidencia será el peso del bebé o su edad de gestación, especialmente cuando estos no superen las cifras estimadas. Malformaciones, la necesidad de utilizar oxígeno durante los primeros días de su nacimiento, etc. son otros indicativos importantes.
Debes tener en cuenta las edades que te presentamos anteriormente junto a las competencias que debe adquirir el menor. De esta forma, podrás asegurarte que alcanza la madurez deseada. Cuando el pequeño no responda a ese desarrollo, será el momento de buscar una solución y motivar la estimulación psicomotriz.
¿Cómo detectar los trastornos en el desarrollo del niño?
Así como puedes observar los signos de madurez en la psicomotricidad infantil, sus deficiencias se hacen evidentes.
En caso de que físicamente no muestre posibles problemas en su desarrollo, debes prestar especial atención a sus competencias. Por ejemplo, en sus primeros 3 meses, si no puede seguir con la mirada o llora excesivamente, muestra una deficiencia.
Entre los 3 a 6 meses, una falta en su desarrollo es perceptible ante la falta de empatía. También si tiene problemas al coger objetos o no es capaz de orientar un sonido serán motivos de alarma.
En la etapa que transcurre entre los 6 y 9 meses, la ausencia de monosílabos no indica una buena señal. Asimismo, una mala coordinación al sostener objetos o la falta de fuerza en esta acción muestran dificultades.
En caso de alcanzar el año, no responder a las repeticiones o exteriorizar movimientos no voluntarios te indicarán un problema. También los reflejos que no sean normales o la falta de estímulos ante sonidos deberán preocuparte.
Al año y medio de edad debes notar si el pequeño muestra iniciativa en el juego, si muestra dinamismo. Puedes observar, por ejemplo, si puede construir estructuras con cubos o tiene facilidad para señalar. Si no presenta estos signos, no habrá alcanzado la madurez psicomotriz necesaria.
Del mismo, la falta de expresión emocional en el seno familiar, así como una deficiencia en la empatía, serán observadas. Ten en cuenta que cualquier ausencia de competencias psicomotoras ayuda al diagnóstico temprano.
¿Qué hacer ante los signos de alarma?
El diagnóstico ante un problema del desarrollo es importante, aunque no siempre es sencillo encontrar la causa inmediata. En ocasiones, hasta que el menor no ha cumplido más años no se permite un diagnóstico preciso.
Puedes encontrarte con pequeños, dentro del espectro autista, muy funcionales, que serán diagnosticados eficientemente durante su adolescencia. Otros casos, como una deficiencia auditiva, llegan a confundirse con autismo. Serán necesarias muchas pruebas para determinar aquellas deficiencias en el desarrollo temprano.
La psicomotricidad infantil te permite analizar el desarrollo del niño por etapas para distinguir cualquier anomalía. Estar atento a los diferentes signos es crucial.