Las curas post mortem, y los cuidados al difunto, forman parte del tratamiento que recibe el paciente una vez fallecido. También es necesario que, como técnico en cuidados auxiliares de enfermería, prestes especial atención al duelo de los familiares. Por este motivo, a continuación, te describimos todo lo que debes realizar ante un caso de éxitus o muerte del paciente.
Apoyo moral a la familia del difunto
Es imprescindible dar el apoyo que requiere la familia del difunto. Para ello, es bueno seguir las 14 necesidades de Virginia Henderson, basadas en la observación de los familiares. De esta forma, puedes hacerte una idea de un posible apoyo psicológico y/o atención médica que podrían requerir tras la noticia del fallecimiento. Quizás, la familia cercana del difunto necesite orientación ante la nueva circunstancia, tal vez inesperada. En este sentido, los cuidados post mortem no solo van dirigidos al fallecido, sino también, a sus seres queridos.
Además, es importante mantener informados a los acompañantes del difunto acerca de todo. De este modo, se les puede ofrecer el culto religioso, en el que ha creído el difunto, para ayudar a afrontar mejor el duelo. Por otra parte, también has de tener en cuenta, que se puede dar el caso en el que debas facilitar toda la información relativa a la donación de órganos. En este punto, será preciso que detalles todo el procedimiento y resuelvas las dudas de los familiares.
A continuación, debes proceder a la preparación del cuerpo del difunto. Tendrás que llevar a cabo un procedimiento específico, priorizando la intimidad del fallecido y la de su familia.
Las curas post mortem y la preparación del cadáver
Para empezar, hay que anotar los datos del éxitus. Estos son la hora de la muerte, la asistolia y los datos del electroencefalograma, que certifican el fallecimiento. Acto seguido, comienzas con las curas post mortem. Tras aislar al difunto, para concederle mayor intimidad, será preciso que retires todas las almohadas. Solo mantendrás la de la cabeza, con el fin de mostrar una posición relajada ante sus familiares.
La posición
La posición del fallecido sobre la cama será en decúbito supino. Esto es, manteniendo su posición boca arriba, mientras que su cuello debe tener una posición neutral. Los ojos permanecerán cerrados. En caso de que el difunto presente accesos, drenajes o sondas, deberás retirarlo todo. Si sus prótesis fueron retiradas durante su ingreso, tendrás que colocarlas nuevamente. Esto permitirá que presente un aspecto más próximo a cómo era recordado.
El aseo
El aseo del cuerpo es fundamental, no sin haber tapado antes los orificios del fallecido. Es importante que el difunto aparezca afeitado, si era así como solía aparecer en sociedad. También necesitará que le peines de la manera adecuada, incluso, tal vez sea indispensable la aspiración de las secreciones. Asimismo, la colocación del pañal es una acción necesaria antes de vestirlo.
Recuerda que los orificios tienen que ser tapados con algodón. Para ello, te puedes ayudar de unas pinzas especializadas. Hay que tener en cuenta las áreas nasales, vagina, ano, boca, etc. Para mantener la mandíbula inferior cerrada, se podrá poner una toalla enrollada debajo de la misma. Los brazos, los pondremos a los lados del cuerpo, nunca encima del difunto, de este modo evitaremos la rigidez cadavérica, ya que en el tanatorio se realizará la higiene de nuevo. Una vez allí, pasarán a ser vestidos, según ha dejado por escrito o verbalmente el fallecido, y finalmente maquillado para que tenga un aspecto lo más natural posible en el velatorio. Con este último paso, los familiares y amigos podrán tener un buen recuerdo de su despedida.
Todos los procedimientos para la preparación del cadáver que lleves a cabo han de realizarse de manera delicada. No pueden aparecer marcas derivadas de las curas post mortem. Si el paciente llevaba consigo sus pertenencias, estas se colocarán en una bolsa debidamente clasificada con el nombre del mismo, para que puedan ser entregadas a sus familiares.
Forma de amortajar
Para cambiar al difunto a una sábana hospitalaria, será preciso moverlo cuidadosamente. Puedes colocarlo en forma rectangular y en la zona del pecho situamos una tarjeta con sus datos personales, así como el área del hospital en el que se encuentra. Si es necesario, se le tendrá que cambiar a una camilla, cubriéndolo luego con una sábana, para su traslado. Tras entregárselo a la familia, llamarás a los servicios de limpieza, con el fin de higienizar la zona.
Los cuidados post mortem están adaptados a nuestra época
Sin duda, los cuidados y las curas post mortem que se les dedican a los difuntos han ido modificándose a través de los años. Esto se debe a los cambios culturales que hemos experimentado, así como el adelanto que ha tenido la psicología. Esta área de estudio nos ha permitido abordar distintos problemas humanos, como el duelo ante la muerte de un allegado.
El encuentro con la muerte lleva a la depresión, especialmente por aquellas personas que han perdido a un ser querido. Por eso es tan importante que el técnico en cuidados auxiliares de enfermería sepa llevar con delicadeza la situación. Uno de los aspectos más relevantes para ayudar a la familia a superar su duelo es el trato al difunto. Este debe ser meticuloso y orientado a mostrar un buen aspecto en él. La imagen del difunto será la última que vea su familia. Teniendo presente eso, hay que efectuar un trabajo impecable en sus cuidados.
Las curas post mortem permiten mostrar respeto al difunto, ayudando a que su familia comience a superar el proceso de duelo. No olvides mantenerla informada de todo y prestarle la ayuda que necesiten sus miembros, tanto moral, como emocional y psicológicamente, ante la pérdida de su ser querido.