El educador infantil tiene tras de sí una gran responsabilidad. Si te has planteado dedicarte a esta profesión, debes saber controlar ciertas circunstancias y mostrar vocación. No todo se basa en el gusto por los niños, sino que debes cumplir con ciertos objetivos.

Ser educador infantil, más allá de la vocación

Te puede encantar convivir con niños, sobre todo con los más pequeñitos. A esto lo puedes confundir con vocación a la hora de decidir ser educador infantil. Pero debes tener en cuenta que tu papel más importante será educar.

Por eso, lo primero que debes hacer es tomar conciencia con esta profesión tan comprometida. Tienes que hacer frente a niños de entre cero a cinco años, en una etapa de sus vidas importantísima para la adquisición de conocimientos.

Una vez asumido lo anterior, llega el momento de seleccionar el tipo de preparación al que te tendrás que someter. Para ser educador de niños es imprescindible que estudies el Grado Superior en Educación Infantil.

Ante todo, es preciso deshacerse de ciertos mitos que no han dejado bien parada a esta carrera profesional. El pensamiento de muchos se dirige a la facilidad de este grado, sin tener en cuenta que, precisamente, lo complicado es transmitir a los pequeños cuando no hay vocación.

Como bien podrás adivinar, la vocación no siempre lo es todo, si no se tiene una correcta preparación. Del mismo modo, la mejor preparación tampoco te garantiza poder con circunstancias que pueden llegar a superarte.

Por todo esto, comprender tu rol en el ámbito educativo infantil es muy importante. El futuro de muchos pequeños depende de lo que sepas transmitirles y de cómo manejes ciertas situaciones. Sin duda, requerirás de mucha energía y paciencia para esta meta.

La hora de enfrentarte al aula de jardín de infancia

El educador de la etapa infantil encontrará dos ámbitos para llevar a cabo su oficio. Por un lado, el jardín de infancia, donde tendrás que cuidar y satisfacer las necesidades de niños de entre cero a tres años. En este caso, el juego es fundamental para lograr un aprendizaje eficiente. Esto supone también que estés lleno de energía y muchas ganas de convivir con los más pequeños. Ser creativo y dinámico te servirá para mantener un aula de diversión y motivación.

Nos referimos a la motivación como una forma de llevar el entretenimiento a los niños, para que se relacionen entre sí y aprendan casi sin darse cuenta. Para ello deberás crear una actividad tras otra, sin ausentarte un solo instante.

En tu persona, los pequeños deben ver a una referencia. Manejar toda situación de forma inteligente, evitando disputas entre compañeros y sosegando cualquier escándalo de los pequeños mediante una tranquila llamada de atención debe ser tu logro.

El objetivo de todo jardín de infancia es motivar mediante el juego, para que los niños aprendan a convivir entre iguales. Les ayudarás a que puedan expresarse sin dificultad, respetando sus turnos y a sus prójimos. Las primeras destrezas que desarrollen correrán de tu cargo.

Ante todo, es tu deber adquirir competencias con las que logres transmitir a la etapa infantil. Tenemos que recordar que cada año que cumplen los pequeños debe ser comprendido y asimilado por ti. Esto te ayudará a estar a la altura de todo menor.

De la guardería al aula de preescolar

El salto de la guardería al centro educativo implica una consecución de lo desarrollado en la primera etapa. Ahora, en este caso, estarás frente a niños de 3 a 5 años. Será el momento de introducirles nuevos conocimientos, como el vocabulario y la escritura.

En consecuencia, tu labor docente ha de estar bien comprendida por ti. Esto significa saber afrontar un nuevo panorama dentro del aula. El interés de los menores es muy distinto a los de la etapa anterior. Entra en juego la adquisición de hábitos.

Los buenos hábitos son los que van desarrollando a la persona a través de los años. Si puedes transmitir buenos valores que convivan con los hábitos que llevarán a cabo, estarás fomentando a futuras mujeres y hombres exitosos.

Para ello, en un aula de educación preescolar contarás con materiales diferentes que has de saber manejar perfectamente. Salas de ordenadores y las nuevas tecnologías te ayudarán a tener a los niños entretenidos, mientras que cumples tu función.

De los conocimientos que adquieras mediante tu preparación, dentro del grado a estudiar, dependerá el futuro de esos niños que estarán en tus manos. Sin duda, deben apasionarte los niños y tener, ante todo, mucha paciencia.

Por obvias razones, ya debemos tener claro que la vocación no lo es todo para llegar a ser educador infantil. Saber cómo solucionar problemas y transmitir conocimientos te harán lograr la meta que necesitan los pequeños para ser grandes personas. ¿Asumes el reto?