Sí, se puede aprender a interpretar las emociones de los perros. El perro es un animal sintiente. Nuestros amigos peludos nos dan pistas o señales para mostrarnos sus sentimientos de forma habitual.
Como adiestrador o educador canino, necesitas aprender a descifrar las emociones de los perros. Forma parte del temario y formará parte de toda tu vida profesional como educador canino, así que aquí, te enseñamos de forma básica cómo hacerlo.
¿Cómo interpretar las emociones de los perros?
Los perros, al igual que ocurre con el resto de los mamíferos, son seres con una gran capacidad para transmitir su estado de ánimo. Sin embargo, no siempre te va a resultar sencillo saber cómo se sienten, ya que para ello tendrás que interpretar las diferentes señales que ofrece cada perro de forma correcta.
Durante tu formación en educación canina vas a conocer muy de cerca el comportamiento de estos animales. Y, con el paso del tiempo, serás capaz de reconocer su estado de ánimo tras observar a cada uno de ellos durante tan solo unos segundos.
Sin embargo, la amplia variedad de emociones que son capaces de sentir, y de proyectar, también hace necesario contar con experiencia a tus espaldas para no confundirlas con otras emociones cuyas señales son muy similares.
La principal dificultad a la hora de reconocer las emociones está relacionada con la forma que estos animales tienen para expresarse. Los perros no tienen la capacidad de hablar nuestro idioma. Por tanto, todo se basa en comprender su lenguaje corporal así como sus ladridos.
El valor de los ladridos
Los perros utilizan vocalizaciones para todo tipo de situaciones, pero no siempre es fácil reconocerlas. Un ladrido, por ejemplo, dice mucho más de lo que parece, ya que puede ser una advertencia, una invitación para jugar o incluso una señal de miedo o frustración.
Hay otros sonidos, también muy empleados por los perros, como son los pequeños lloros o los aullidos. Aquí, es muy importante prestar atención al tono que emplea el animal. Normalmente, los más graves son usados como amenaza, mientras que los agudos se orientan más a peticiones o súplicas.
El ladrido de los perros es una fuente de información muy valiosa para que reconozcas sus emociones, como puedes comprobar. La duración y la frecuencia de sus ladridos también te darán una idea de su situación, ya que su nivel de excitación o de necesidad es fácilmente distinguible en función de la duración que tenga el sonido. Los que no cesan y se repiten continuamente se relacionan con niveles altos, mientras que aquellos más aislados te ayudarán a comprobar que su excitación es menor.
El lenguaje corporal del perro
Si hay algo en lo que todos los perros destacan es en su capacidad para hacerse entender con sus gestos. Seguro que en más de una ocasión alguien te ha dicho, “mira lo feliz que está, no para de mover su colita”. Y es que los perros no paran de agitar su cola cuando sus niveles de felicidad aumentan.
Pero esta extensión de su cuerpo es capaz de mostrar muchas otras emociones, como por ejemplo cuando se sienten amenazados o tienen miedo. En este último caso, es habitual que escondan la cola entre sus patas traseras para protegerse.
La cara también es capaz de mostrar las emociones de los perros. Su mirada te puede transmitir una gran cantidad de información, y aquí no existen demasiadas diferencias respecto a los humanos. Cuando su expresión es suave se asocia a una situación de seguridad y el animal se mostrará agradable contigo.
Por el contrario, si sus ojos te miran fijamente y su expresión es dura esto puede ser una señal de advertencia o amenaza. Otra parte del rostro a la que debes prestar atención es la boca. Si su mandíbula se encuentra relajada, o incluso hace una pequeña mueca, reconocerás rápidamente su estado de tranquilidad.
En otros momentos el animal puede tener la boca completamente abierta y mostrarte sus dientes mientras la cierra despacio. Esto es una señal inequívoca de aviso que puede derivar en una agresión si no se toma en serio.
Siempre hay que interpretar el lenguaje corporal del perro en su conjunto y nunca de manera individual.
Por último, los bostezos del perro también son muy importantes. Como se trata de animales muy empáticos, es posible que otra persona se lo haya pegado. Pero, en caso contrario, pueden mostrar claramente una señal de calma.
El impacto de las emociones en el entrenamiento
Las emociones de los perros pueden cambiar por completo la evolución de su educación. Aquellas asociadas a situaciones positivas, como por ejemplo la felicidad, la tranquilidad o la seguridad, favorecen el adiestramiento canino.
Por el contrario, el miedo, la tristeza o el estrés dificultan la concentración y convierten cada sesión de aprendizaje en un proceso muy complicado para el animal. Esta es una de las razones principales por las que el refuerzo positivo ofrece tantos beneficios a los adiestradores.
Tras siglos de relación con los humanos, las barreras comunicativas con los peludos todavía hoy siguen siendo un problema para nosotros. Esto hace que se produzcan situaciones en las que se hace difícil la convivencia, y termina creando serios problemas de conducta. Gracias a tu formación, vas a ser capaz de aprender a reconocer las emociones de los perros, algo que puede ayudarte mucho durante tu carrera profesional.