Estudiar después de los 30 años es, a simple vista, un deseo difícil de cumplir. Las obligaciones familiares, personales y laborales son diferentes a las que teníamos tiempo atrás. Además, notamos que ya no tenemos las mismas energías y capacidad de concentración. Con 15 o 20 años nos sentíamos ávidos de conocimiento. Sin embargo, y como bien dicen por ahí, no existe edad límite para aprender.

Ventajas de estudiar después de los 30

Tal y como está hoy en día el mercado laboral, si quieres optar a mejores empleos y mejor remunerados, tendrás que reciclarte. Debes aprender cosas nuevas y poder competir de tú a tú con personas más jóvenes o más preparadas. Hay muchas materias que, en estos años, se han ido incorporando al sistema educativo que no existían antes. El bilingüismo es una tendencia en alza, así como las nociones informáticas o la cultura en general.

Tomar perspectiva de ti mismo, también es algo a lo que te ayudará estudiar después de los 30. Ahora eres más maduro y sabes mejor lo que quieres (y lo que no) que a los 20 años. Por ello, puedes tomar unos estudios concretos con mucha más ilusión.

En otro orden de cosas, quizás estás cansado ya de tu actual trabajo porque eres joven y aún puedes hacer cosas más gratificantes. Sientes que no te valoran lo suficiente o que no estás explotando tu mejor cara. Son sentimientos que tenemos a cualquier edad, pero especialmente en esta época de nuestras vidas donde aún podemos mejorar.

Además, comenzar estudios para adultos supone mandar un mensaje muy positivo a las empresas: «no me conformo, quiero mejorar y quiero contribuir a incrementar el negocio de esta empresa con mi esfuerzo personal».

Ampliar tu red de contactos y mantener «en forma» tu cerebro son otros de los beneficios que encontrarás si decides ponerte a estudiar. De todos es sabido que el músculo que no se usa, se atrofia, y ejercitar tu mente con el estudio puede aportarte beneficios en tu vida en general. Además, si bien a los 20 años uno tiene un círculo de amigos amplio que, además, suele ir agrandándose, a partir de los 30, sucede al revés. En las escuelas de formación profesional para adultos conocerás a gente en tu misma situación. Podrás establecer relaciones personales e incluso laborales con tus compañeros e incluso tus profesores.

Está comprobado que al volver a estudiar aumentan tus posibilidades de conseguir un empleo o mejorar profesionalmente.

formación para adultos 30

Cómo es la formación profesional para adultos

Los estudios para adultos están diseñados pensando en el tiempo de los que se dispone, que no es el mismo que cuando teníamos 20 años. Por lo tanto, los horarios se adaptar a las realidad familiar y profesional de este colectivo. Así, las materias que se imparten están orientadas a que los alumnos adquieran competencias personales y profesionales dedicadas a mejorar su calidad de vida. En nuestra escuela de formación, por ejemplo, ofrecemos formaciones en modalidades variadas: presenciales, online, semipresencial e intensiva. Esto te ayudará a compaginar mejor tus estudios con tu trabajo u obligaciones familiares.

Quizás recordemos la última vez que estudiamos como un proceso, sobre todo, de memorización de textos y eso nos desanime. Sin embargo, no hay que equivocarse, la educación para adultos tiene otras características. En primer lugar, estos estudios se conciben para personas capaces de gestionar su aprendizaje. Es decir, no estamos tratando ya con niños. En segundo lugar, las asignaturas tienen un carácter muy práctico y participativo, lo que facilita su comprensión. Siempre lo decimos… no vengas a memorizar, ven a aprender.

Al final, el mensaje que hay que transmitir es que las oportunidades de seguir aprendiendo no tienen un límite o una edad determinada. Esto forma parte del proceso, que la persona alcance y desarrolle todo su potencial profesional.

Un aspecto importante es que tanto los profesores como los responsables de la escuela conozcan de cerca a cada uno de sus alumnos. Esta es la forma de conocer sus objetivos, sus metas y sus gustos. Todo será más fácil siguiendo estas premisas.

Está demostrado que las sociedades que cuentan con ciudadanos con más formación son más prósperas y pueden brindar a sus ciudadanos un mejor nivel de vida. Además, las personas más formadas son menos manipulables y toman mejores decisiones para su propio bienestar y el de todos los que le rodean. Si además le añades que es gratuita y que se adapta a las necesidades de la vida adulta, ¿por qué esperar?

Decídete a estudiar tengas la edad que tengas

Dadas las exigencias de la sociedad actual, estudiar después de los 30 años es una decisión difícil. Lo que quizás incluso te cueste más será decidir qué estudiar. Como adulto es probable que estés cansado de tus empleos anteriores y quieras cambiar drásticamente de tipo de trabajo. O quizás te apasiona lo que haces y solo quieres subir posiciones en tu empresa…

Cada caso es diferente, pero nuestra recomendación es que no te frenes. Toma decisiones con el corazón, pero también con la cabeza. Piensa que hay profesiones que tienden a desaparecer sobretodo por el avance de las tecnologías.

Decidas lo que decidas, elijas los estudios que elijas, no te rindas y busca tu beneficio personal y profesional. Nadie va a vivir tu vida más que tú, así que si tenías un sueño guardado en el cajón, sácalo a pasear y dale vida.