La filariosis canina es un problema cada vez más común, debido al cambio climático. Es producido por la picadura de un mosquito u otro insecto, permitiendo propagar esta enfermedad endémica de un perro a otro. A continuación te detallamos los síntomas y la forma de prevenirlo. La actuación del equipo veterinario a tiempo puede salvar la vida de la mascota.
La filariosis canina, el gusano del corazón
Cuando hablamos de filariosis nos referimos a un parásito, la filaria. Este tiene forma de gusano y se transmite mediante una picadura de insecto, generalmente de mosquito. Como bien puedes predecir, este parásito en forma de gusano afecta el corazón del perro.
Detectarlo a tiempo puede salvar la vida de la mascota. En caso contrario, verá afectados sus órganos vitales, aparte del corazón, como los pulmones y riñones. En este sentido, es preciso tener en cuenta determinados síntomas, que darán pie a la realización de pruebas diagnósticas.
Síntomas en un perro infectado por filariosis
Desde que el perro es infectado, pueden aparecer los primeros síntomas a partir del sexto mes. Los parásitos que entran en contacto por primera vez con el animal son microscópicos, estando en periodo de maduración. Una vez que maduran, pueden alcanzar hasta ocho centímetros de longitud, siendo más fácil detectarlos.
En función a los órganos que vaya afectando, la mascota puede presentar diferentes síntomas de filariosis canina:
- Si los gusanos se alojan en la piel, puedes observar diversos bultos. Ante estos sucede una reacción de ansiedad del perro por rascarse continuamente.
- Cuando los parásitos afectan a los pulmones, será más típica la tos. Del mismo modo, durante el ejercicio físico no soportará un gran esfuerzo, fatigándose antes. También se podrá observar dificultad respiratoria.
- En el caso de afectar a los riñones, la mascota suele manifestar de manera excesiva muchas ganas de beber. Asimismo, se multiplicará la frecuencia de micción.
- La afectación en el corazón se hace evidente ante la poca satisfacción del animal por la práctica de ejercicio. En caso de que haya colapsado o perdido el conocimiento, estamos hablando de un riesgo claro por su vida.
¿Cómo diagnosticamos esta enfermedad?
Hay tres métodos para diagnosticar la filariosis canina. Cualquiera de ellas te será suficiente, aunque también lo puedes corroborar realizando una segunda prueba de entre las siguientes:
- Realizar una prueba de sangre, en la que se pueda observar mediante microscopio la invasión de estos gusanos.
- Una analítica sanguínea, que de manera específica indique el positivo de la enfermedad.
- Una radiografía de los órganos que se intuyan infectados por los parásitos. Estos pueden observarse perfectamente en las placas, debido a que muchos alcanzan una gran longitud, de entre siete a ocho centímetros.
Al conseguir afirmar el problema mediante estas pruebas, llega el momento de efectuar el tratamiento. Pero es importante que el amo de la mascota haya actuado con rapidez ante los primeros síntomas. Si el paciente es atendido en la clínica veterinaria por los veterinarios y auxiliares de veterinaria a tiempo, el animal todavía puede recuperarse.
Tratamiento de la filariosis canina
Las filarias pueden afectar realmente a muchos animales, así como al ser humano. Está comprobado que las condiciones climáticas representan un factor importante. Mientras más meses de humedad haya, además de una temperatura alta, más prolifera. Los mosquitos suelen ser los máximos culpables de que esta enfermedad sea endémica. La propagan una vez que se alimentan de un animal infectado.
Para tratar este problema, habiendo sido detectado previamente, cabe decir que existe una mayor efectividad sobre microfilarias (formas no maduras). En este caso, siempre que el animal no muestre síntomas ni larvas adultas, se puede tratar con lactonas macrocíclicas.
Cuando las larvas superan los dos centímetros de longitud, es preciso realizar un tratamiento adulticida. Para evitar que, una vez eliminadas las larvas, se dé una infección bacteriana, se debe iniciar con doxiciclina por un mes. Después se administrará el adulticida, en este caso la melarsomina diclorhidrato. Este otro tratamiento se alargará hasta los tres o cuatro meses y deberá aplicarse de forma escalonada. Después de la primera inyección, al mes se aplicará la segunda y, después de dejar pasar un día, la tercera. Siguiendo este proceso de manera estricta se evita un daño mayor pulmonar.
Como en toda enfermedad, la prevención es lo mejor. Por ello es conveniente recomendar a los amos de la mascota una serie de consejos.
La prevención del gusano del corazón
La filariosis se puede prevenir mediante antiparasitarios administrados de manera gradual. El uso de pipetas y collares puede servir para que las larvas no se desarrollen y lleguen al corazón. Lo más recomendado es la aplicación de la vacuna específica contra esta enfermedad aparatosa.
Para la seguridad de las mascotas es preciso aconsejar a las personas un correcto tratamiento preventivo, contando con la vacunación. Vigilar todos los síntomas y realizar un cuadro clínico es imprescindible para lograr un diagnóstico acertado. En caso de que la filariosis esté presente, antes del tratamiento deberás establecer el grado de la enfermedad.