La leishmaniosis en perros es una de las enfermedades más comunes y relevantes que pueden afectarles. Por consiguiente, es clave que, como estudiante de cualquier formación profesional veterinaria, sepas identificarla. Si eres capaz de reconocer su sintomatología, habrás dado el primer paso para acertar en su tratamiento.
A continuación, te contamos las principales características de la leishmaniosis canina. Presta atención.
¿En qué consiste la leishmaniosis en los perros?
En primer lugar, hemos de señalar que la causa de la leishmaniosis se encuentra en un parásito perteneciente al género Leishmania. Su ciclo vital comprende dos fases, relacionadas con sendos hospedadores. En primer lugar, requiere de un invertebrado, que se materializa en el mosquito flebotomo. Y, en segundo lugar, de un vertebrado (con preferencia por los cánidos).
¿Cómo puede, por tanto, un perro ser infectado por Leishmania? Por la picadura de un vector, como la hembra del insecto citado, que sea portador del parásito. De este modo, se va a producir, en el reservorio canino, esta particular zoonosis.
Por otro lado, has de tener en cuenta que, con el cambio climático, la época de actividad de estos insectos de entre 2 y 3 mm se ha incrementado. Ya no abarca solo entre marzo y octubre. Se suelen desarrollar con las temperaturas cálidas de los climas mediterráneos y son más activos hacia las horas crepusculares.
¿Cuáles son los síntomas de la leishmaniosis canina?
Por lo que respecta al cuadro de síntomas de la leishmaniosis en perros, es en la piel donde se hacen más evidentes. En este sentido, conviene estar muy atento a la aparición de lesiones cutáneas tanto localizadas como generalizadas.
Por ejemplo, la piel queratoseborreica y casposa puede degenerar en alopecia y descamación. Por lo general, son lesiones que no vienen acompañadas de prurito. Por otra parte, destacamos las úlceras que no cicatrizan. Tienen una especial incidencia en zonas como el borde de las orejas. También son visibles en las almohadillas plantares, los espacios entre los dedos y las articulaciones de los tarsos y los codos.
Las hiperqueratosis plantares y nasales y la onicogrifosis (un desarrollo inusual de las uñas) se correlacionan igualmente con la leishmaniosis canina. Asimismo, puedes observar ulceraciones en los labios, la vulva y el pene. Finalmente, no son extraños tampoco los nódulos únicos o múltiples que surgen en las áreas sin pelo.
¿Qué sintomatología general puede afectar a los perros infectados de Leishmania?
No acaban en la piel los trastornos asociados a la leishmaniosis en perros. Los efectos de la infección también pueden hacerse notar en otras alteraciones de su organismo.
Los síntomas específicos
Por una parte, existen unos síntomas específicos de esta enfermedad. Uno de los más graves es la glomerulonefritis, principal origen de las muertes de perros con esta infección. Las hemorragias, como la hematuria y epistaxis, son relativamente comunes.
Sus alteraciones hepáticas pueden generar vómitos. También remarcamos las lesiones en su aparato digestivo, que pueden derivar en las diarreas de su intestino grueso, con presencia de sangre.
Otro síntoma particularmente reconocible es la poliartritis. Se trata de una cojera que no deriva de ninguna lesión aparente. En cuanto a las lesiones oculares asociadas a la leishmaniosis, podemos citar la queratitis, la conjuntivitis, la blefaritis y la uveítis.
Los síntomas inespecíficos
Por otra parte, los síntomas inespecíficos son más complicados de vincular a la leishmaniosis canina. Ten en cuenta que pueden ser comunes a otras enfermedades de los perros.
Entre ellos, sobresale el adelgazamiento, que puede provenir de los problemas en el hígado y la inapetencia. La atrofia muscular es otro síntoma conectado con dolencias como las citadas. Por último, no descartes el desarrollo de la anemia no regenerativa ni de la linfadenopatía. Esta última implica un crecimiento exagerado de los ganglios.
Tratar la leishmaniosis
Te hemos explicado detalladamente sus posibles cuadros para que no tengas dudas a la hora de identificarla. No olvides que la detección temprana resulta determinante para que el pronóstico pueda ser positivo.
Una vez diagnosticada la leishmaniosis mediante análisis de sangre y test de anticuerpos, debes analizar con detalle las circunstancias del caso particular. Nos referimos a que la terapia a prescribir va a depender de dos factores. Por un lado, de la magnitud de la carga parasitaria. Por otro lado, de la eventual afectación de órganos y las lesiones confirmadas.
El organismo de cada animal se caracteriza por una respuesta diferente a una infección, cuya incubación puede sobrepasar el año. Por ejemplo, si existen daños renales, hay medicamentos incompatibles. Si la leishmaniosis se detecta a tiempo y se sigue adecuadamente el tratamiento de fármacos, no debe resentirse la calidad de vida. Te recordamos que esta enfermedad es crónica (por lo tanto, incurable) y transmisible a humanos.
En definitiva, la leishmaniosis en los perros es una de las amenazas más severas para su salud. Si quieres ser un profesional veterinario, profundiza sobre su sintomatología y sus tratamientos.