Los métodos anticonceptivos se han convertido en parte fundamental de la vida sexual de cualquier tipo de pareja. Sin embargo, quizá no conozcas demasiado bien las principales virtudes de cada uno de ellos y cuáles son los más eficaces. En los siguientes apartados se aborda esta cuestión de forma detallada.

Los métodos de control de la natalidad forman parte del temario de nuestras formaciones de Ciclo Formativo de Grado Medio de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y del Curso de Auxiliar de Enfermería. Por ello os ofrecemos esta información que puede complementar vuestra formación.

Métodos anticonceptivos para hombres

El preservativo es, sin duda, uno de los más usados y conocidos. Aparte de su indudable eficacia para evitar contraer enfermedades de transmisión sexual, es uno de los métodos más fiables para evitar el embarazo. Igualmente, los geles espermicidas aumentan su eficacia en caso de rotura (algo que ocurre menos del 1 % de las veces).

La vasectomía es otro método muy recomendable cuando se tiene pareja estable. Una sencilla operación permite bloquear el conducto deferente de forma permanente o temporal. No siempre es una opción reversible así se debe tener muy clara su utilización.

Una de las opciones que mayor importancia está adquiriendo en estos últimos años es la de las inyecciones de gel. Son un proyecto en vías de desarrollo y, a grandes rasgos, se trata de colocar un gel en el antedicho conducto para filtrar los espermatozoides, pero no el fluido.

La pastilla anticonceptiva para hombres ha dado grandes resultados en los primeros estudios, lo que podría convertirlas en una agradable realidad de aquí a unos años. La bajada del nivel de testosterona podría provocar alteraciones en la libido, por lo que todavía tienen sus creadores trabajo por delante para lograr un resultado totalmente eficaz.

Métodos anticonceptivos para mujeres

Al contrario de lo que les sucede a los hombres, las mujeres van sufriendo alteraciones en su nivel de estrógenos a lo largo de su vida. Esta circunstancia provoca que en cada etapa vital sea necesario apostar por un método distinto para evitar tanto un embarazo no deseado como contraer una ETS o sufrir la bajada brusca del deseo sexual .

El preservativo femenino es el único método que consigue ambos objetivos y que se usa a cualquier edad. Igual que el preservativo masculino, el también llamado condón femenino crea una barrera física que impide a los espermatozoides llegar al óvulo. El condón brinda protección contra el embarazo pero también contra las enfermedades de transmisión sexual.

Los preservativos para mujeres tienen un anillo en cada extremo y se encajan dentro de la vagina impidiendo el contacto del pene o sus fluidos con el órgano sexual femenino, en ningún caso. Su efectividad es del 95% siempre que se use correctamente.

Métodos más recomendables entre los 18 y los 21 años

Más de 25 000 chicas menores de 21 años se quedan embarazadas por no usar método alguno durante sus primeras relaciones sexuales. El preservativo sigue siendo el más adecuado por lo indicado. Las pastillas anticonceptivas ayudan, a estas edades, a regular la menstruación correctamente e incluso a eliminar el dolor.

El anillo anticonceptivo se introduce en la vagina y va desprendiendo hormonas para controlar también la menstruación. Evita el embarazo sin alterar las sensaciones durante la penetración, pero no protege de las ETS. La doble protección, pastillas y preservativo, es siempre recomendable.

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Opciones a tener en cuenta entre los 21 y los 30 años

Es la etapa de la estabilidad y en la que se apuesta por usar métodos que poco o nada tienen que ver con los métodos anticonceptivos. Hablamos principalmente del coitus interruptus, culpable de buena parte de los embarazos no deseados. El fluido preseminal puede contener espermatozoides viables y por o tanto puede producirse el embarazo. Además, está demostrado que llevar a cabo el coitus interruptus o marcha atrás (expresión más coloquial) genera estrés y frustraciones sexuales tanto en el varón como en la mujer.

A más edad, menos uso del preservativo, a pesar de su eficacia, lo que incide en la elección de otras alternativas.

El DIU (dispositivo intrauterino) te lo debe poner un ginecólogo y no te protegerá de las enfermedades ya mencionadas.

Muchas jóvenes prefieren el diafragma que se coloca en la entrada del útero y evita el paso del semen, pero tampoco protegerá tu salud, aunque no altera tu sensibilidad. El parche transdérmico va liberando hormonas progresivamente y no afectará a tus relaciones sexuales dada su efectividad, pero no te evitará contraer dolencias.

Las inyecciones de hormonas te las debe poner un profesional cada tres meses, lo que puede convertirse en una molestia, aunque, si tienes pareja estable, es una opción a considerar.

Entre los 30 y los 40 o 45 años

Este periodo anterior a la menopausia también es el más decisivo a la hora de elegir el método anticonceptivo más recomendable. Las estadísticas confirman que es cuando se producen más embarazos.

Los anticonceptivos orales o los anillos son los más usados, ya que permiten controlar cuándo se quiere el embarazo. Pero cabe mencionar que los anticonceptivos orales no son recomendados para mujeres a partir de 35 años con antecedentes de sobrepeso, tabaquismo o problemas de coagulación. Su uso puede conllevar un riesgo de trombosis para este perfil de mujeres.

El DIU o la ligadura de las trompas son las dos alternativas más populares junto al preservativo.

A partir de los 45 años

La irregularidad menstrual es el principal motivo de embarazos no deseados. Resulta indispensable el uso del preservativo, del DIU o cualquier otra barrera física, pero no hormonal para no aumentar los síntomas de la menopausia.

Igualmente, el uso continuado de este último tipo de anticonceptivos puede provocar alteraciones diversas dependiendo de cada caso particular. Confiar en la opinión de tu ginecólogo es siempre aconsejable.

La conclusión que podríamos deducir de todo lo expuesto es que la elección de los métodos anticonceptivos forma una parte esencial de la sexualidad de una persona y/o de la pareja.