De los millones de operaciones bajo anestesia que se realizan en todo el mundo se sabe que aproximadamente uno de cada cuatro pacientes sufrirá de náuseas y vómitos perioperatorios (NVPO). Ésta es una de las complicaciones más temidas habiendo recibido incluso el nombre de «El pequeño gran problema». De hecho, entre las primeras causas de miedo a la cirugía cohabitan, además, el miedo al dolor, el despertar durante el acto operatorio y no despertar.

Antes de empezar sería interesante remarcar las diferencias entre tres procesos fisiológicos relacionados: náuseas, arcadas y vómitos. Si bien pueden estar relacionados pueden presentarse de manera individual.

Las náuseas son una sensación subjetiva desagradable a nivel del epigastrio asociada a la inminente necesitar de vomitar. Puede ser un pródromo y acabar en un verdadero vómito: expulsión del contenido gástrico a través de la boca, en contra de los movimientos peristálticos. También recibe el nombre de emesis en el ámbito sanitario. Las contracciones rítmicas de los músculos respiratorios reciben el nombre de arcadas.

La emesis está controlada por el centro del vómito en la formación reticular del bulbo raquídeo. Ésta puede ser excitada mediante quimiorreceptores que pueden accionarse por sustancias presentes en la sangre como los opioides. Sin embargo, existe también la estimulación a través del sistema vestibular en el oído (mareos y vértigos como en un viaje en coche), a través del nervio vago (irritación faríngea) o el sistema nervioso vagal y entérico (alteraciones de la mucosa gastro-intestinal).

En el paciente consciente podemos observar una salivación aumentada, aumento del ritmo cardíaco y sudoración. En estos casos la glotis se cierra para evitar la entrada de contenido estomacal en la vía aérea y se relaja el esfínter gastroesofágico. Así, tras la contracción de la musculatura torácica y abdominal, el contenido gástrico es expulsado.

Etiología y susceptibilidad a las náuseas y vómitos

Esta complicación tiene una alta incidencia en el postoperatorio. Los NVPO se presentan en un 9-10% en URPA (Unidad de Reanimación Post-Anestésica o “sala de despertar”) hasta superar un 30% en las primeras 24 horas.

Si bien cualquier paciente es susceptible de ello, se sabe que determinados pacientes (sexo femenino, no fumadores, historial previo de mareos y náuseas por movimiento, cirugías ginecológicas, abdominales o correctoras de estrabismo) son más propensos y que otros factores como deshidratación, dolor no controlado correctamente, ansiedad, hipotensión y ayuno se ha visto que pueden aumentar su frecuencia siendo aún utilizada la escala de Apfel para su valoración.

El tipo de anestesia también tiene una alta influencia, siendo la administración de opioides, determinados anestésicos intravenosos (Etomidato y Ketamina) o gases anestésicos los se han visto relacionados con una mayor incidencia.

paciente postquirúrgico

Complicaciones de la NVPO

Dentro de las complicaciones secundarias se encuentran el dolor, dehiscencia de herida, formación de hematomas, aumento de costos, retardo en el alta y riesgo de broncoaspiración. Sin olvidar, la parte emocional, ya que el paciente lo percibe como algo sumamente desagradable.

Hoy en día va ganando terreno el Propofol, ya que ha demostrado tener propiedades antieméticas intrínsecas. Si bien es cierto, posee un coste elevado en comparación.

Tratamiento y cuidados de enfermería del Técnico de Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE)

Pese a todo lo referido no existe evidencia de la necesidad de una profilaxis antiemética generalizada de forma concomitante con los anestésicos y es tarea del anestesiólogo prescribirlo durante la visita preoperatoria.

Debe tenerse en cuenta que en cirugías programadas, el contenido gástrico es inexistente. En cirujías urgentes el anestesiólogo tomará precauciones para asegurar la permeabilidad de la vía aérea y evitar riesgo de broncoaspiración.

En este contexto, los cuidados de enfermería a aplicar por parte del TCAE deben ser asegurar la relajación del enfermo y su confort, acompañarlo y sostenerlo durante el vómito manteniéndolo aseado y confortable, seguir las órdenes prescritas en cuanto a reintroducción de líquidos y sólidos, anotar cualquier vómito y sus características, mantener al paciente en posición de Fowler si es compatible con su estado o con la cabeza ladeada si no fuera posible, evitar olores fuertes que pueden acrecentar la sensación nauseosa, humedecer los labios con una gasa si no puede reiniciarse la ingesta líquida y si existe un mal control del dolor referirlo al DUE responsable.

Ahora ya sabes un poco más sobre cómo proceder ante un paciente con náuseas y vómitos tras un postoperatorio. Si quieres más información no dudes en consultar esta bibliografía:

Bibliografía recomendada

CASTILLO F, Erick, HERNANDEZ N, Valentina, QUINTANA P, Carolina et al. Prevención y tratamiento de náuseas y vómitos postoperatorios. Cuad. cir. (Valdivia), 2011, vol.25, no.1, p.75-80. ISSN 0718-2864.

FISHER DM. The “Big little problem” of postoperative nausea and vomiting: do we know the answer yet? Anesthesiology. 1997;87:1271-1273

Escrito por: Aranzazues Licenciada en Biología y Doctorada en Ciencias de la Salud. Imparte el Curso de Auxiliar de Quirófano en Escola d’Oficis Catalunya.