La pérdida de pelo en mascotas suele ser un hecho bastante común al que la mayoría de dueños de animales están acostumbrados. Sin embargo, hay ocasiones en las que esta caída del pelo puede suponer importantes problemas de salud para ellos.
Así, existen diferentes razones por las que esto puede llegar a suceder, que dependerán en cierta medida de aspectos varios, como la edad o la raza del animal en cuestión.
Posibles causas de la pérdida de pelo en mascotas
Una de las causas más frecuentes por las que nuestras mascotas comienzan a perder el pelo suele ser la conocida muda estacional, así como también determinadas alergias, ciertos trastornos hormonales o incluso heridas. No obstante, existen motivos más serios por los que podríamos empezar a preocuparnos. Por ejemplo, determinadas enfermedades que provocan esta caída del pelo en los animales.
A pesar de ello, es importante mantener la calma ya que normalmente, este problema suele tener una fácil solución. Cuando la pérdida de pelo en mascotas es abundante y aparece de manera repentina e inesperada, habitualmente suele venir acompañada de determinados problemas en la piel del animal, así como de síntomas como la apatía o incluso la falta de apetito.
En ocasiones como estas, siempre será necesario acudir al veterinario. El objetivo es que pueda diagnosticar las verdaderas causas de este problema y establezca para el animal un diagnóstico específico que frene la caída del pelo.
Enfermedades relacionadas con la pérdida de pelo en mascotas
En primer lugar, una de las enfermedades más destacadas por los profesionales suelen ser las llamadas úlceras por presión. Son una especie de llagas, más habituales en perros de gran complexión o edad avanzada.
Normalmente suelen aparecer en los salientes óseos como, por ejemplo, los codos. Además,, suelen estar ocasionadas por problemas como la obesidad o los continuos roces en la zona.
Aunque no se trata de un problema especialmente grave para el animal, sí que es bastante incómodo y molesto.
Otras de las más mencionadas por los veterinarios son las infecciones parasitarias. En este caso lo más efectivo es aplicar a la mascota un tratamiento antiparasitario, como, por ejemplo, las pipetas, las vacunas y los collares.
A pesar de que resulta algo difícil que se ocasione una infección de carácter grave, en un grado extremo podría suceder, por lo que tendríamos que acudir al veterinario para que le asignaran el tratamiento correspondiente.
En tercer lugar se encuentran las alergias. Aunque con diferentes orígenes, ya sea alimentario o por factores externos, el animal en cuestión sufrirá picores en la piel. Así, comenzará a lamerse sin parar, lo que provocará la caída del pelo y le ocasionará algunas heridas.
El síndrome de Cushing es otro de los posibles problemas por los que nuestra mascota puede perder pelo. Se trata de una enfermedad de carácter endocrino, común entre perros pequeños y con edad superior a los cinco años.
Otras de las causas señaladas por los expertos suelen ser la predisposición genética del animal o incluso tumores.
Por último, nos podemos encontrar con el síndrome de Addison como otra de las posibles causas de esta pérdida de pelo en mascotas. Es una patología con de difícil detección pero que, diagnosticada a tiempo, mejorará la calidad de vida del animal y podrá llevar su día a día de manera normal.
Tratamiento a aplicar frente la pérdida de pelo en mascotas
La manera en la que el veterinario y su equipo gestionará la alopecia de la mascota siempre dependerá de las causas. Por ello, primero llevará a cabo pruebas para determinarlas. Así, cada caso requerirá un tratamiento diferente y específico.
Sin embargo, uno de los principales consejos es ofrecer a la mascota una dieta equilibrada para prevenir esta caída del pelo repentina. Para ello, será importante el pienso que le ofrezcamos: una comida específica que le ayude a fortalecer el pelo será la adecuada para esta ocasión, que podremos encontrar en cualquier tienda especializada en mascotas.
A pesar de la prevención, existen casos en los que el problema está ya presenta y no podemos hacer nada para evitarlo. Es cuando entran en juego los diferentes tratamientos.
En el caso, por ejemplo, de que el animal tenga pulgas o garrapatas, será conveniente aplicar alguno de los métodos anteriormente mencionados, como las pipetas o collares antiparasitarios.
Por otro lado, si la mascota padece estrés y, en consecuencia, pierde pelo, deberemos emplear métodos que reduzcan estos niveles para que el problema si bien no desaparezca, al menos mengüe un poco.
Siempre que el propietario de la mascota observe en el animal algunos de los síntomas anteriormente nombrados, como los lamidos constantes, la apatía o la pérdida del apetito, será de suma importante que acuda a la clínica veterinaria. El veterinario y sus auxiliares técnicos de veterinaria, realizarán en análisis del animal para determinar las causas de la caída del pelo y aplicar un tratamiento u otro.