La gestión de los residuos veterinarios es uno de los trabajos más habituales en la clínica veterinaria. Por eso queremos explicarte en este artículo en qué consisten, los diferentes tipos que puedes encontrar y qué normativas los regulan.
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Residuos veterinarios
Debemos entender como residuos veterinarios todos los productos, materiales o sustancias que se generan cada día en el ejercicio de la actividad veterinaria y que ya no son útiles e incluso pueden resultar dañinos para la salud humana. A veces, se piensa que estos residuos se reducen únicamente a los restos biológicos. Pero lo cierto es que tanto los productos químicos, como los medicamentos, o incluso el instrumental o los envases contaminados entran en este grupo.
Además, como decíamos, al igual que ocurre con los residuos sanitarios humanos, muchos de estos restos tienen la consideración de peligrosos ya que pueden contener patógenos o producir por si solos un mal mayor al ser humano. Por tanto, es fundamental tratarlos conforme la normativa vigente. A continuación, vamos a ver con mayor detalle en qué clases se dividen.
¿Qué tipos de residuos veterinarios existen?
La legislación divide los residuos veterinarios en cinco grandes grupos:
- Aquí se incluyen todos los restos biológicos animales, como sangre, tejidos, etc. Y también el material de curas, los guantes, las mascarillas y las batas desechables.
- Punzantes o cortantes. Las agujas, los bisturís, las lancetas… cualquier objeto afilado capaz de causar heridas queda incluido en esta categoría.
- Químicos o farmacéuticos. Los medicamentos caducados, los envases contaminados y cualquier sustancia de laboratorio, productos tóxicos, etc. se incluyen en este tipo.
- Animales fallecidos o miembros de los mismos no destinados al consumo humano. Los cadáveres de los animales deben gestionarse por parte de una empresa autorizada. Y lo mismo sucede con los subproductos de origen animal, como huesos, piel… Todos ellos cuentan con su propia normativa.
- Asimilables a urbanos. Por supuesto, en el entorno veterinario también hay desechos como papel, cartón, plástico, o basura común. Estos no suponen ningún riesgo y pueden eliminarse utilizando el sistema de recogida de basura local o reciclarse en un punto limpio.
La normativa que regula la gestión de los residuos veterinarios
Lo cierto es que no hay una sola norma que tengamos que tener en cuenta. Vamos a ver todas las que influyen en el entorno veterinario:
Ley 7/2022, de residuos y suelos contaminados para una economía circular
En este texto se establecen los principios generales de toda la gestión de residuos a nivel nacional. Y en ella se impone la obligación de reducir, clasificar, almacenar, transportar y eliminar los restos de manera segura. En el caso de los biosanitarios y los químicos de uso veterinario, y al igual que ocurre con los animales fallecidos, se exigen unas medidas de protección especiales y solamente pueden entregarse a gestores autorizados.
Real Decreto 1058/2022, sobre medicamentos veterinarios
Este decreto regula la manera en la que deben gestionarse los medicamentos caducados, los envases contaminados y otros residuos similares. En él se estipula la prohibición de mezclarlos con los residuos sólidos urbanos y se especifica que para su gestión se debe contar con gestores autorizados.
Reglamento (CE) 1069/2009, de subproductos animales
Este reglamento, también conocido como Reglamento SANDACH (subproductos animales no destinados al consumo humano), fue desarrollado por la Unión Europea para controlar la eliminación de cadáveres animales y otros subproductos de origen animal. Establece las diferentes obligaciones tanto de los veterinarios, como de quienes se encargan de su transporte. Y obliga a estos a tratar estos subproductos en plantas específicas, de manera que se garantice que no se produzca un vertido incontrolado.
Además de estas regulaciones europeas y nacionales, cada comunidad autónoma puede establecer sus propias normativas que profundicen en aspectos más concretos. Y son los ayuntamientos, en última instancia, los responsables de todos los residuos que no deben ser gestionados por empresas autorizadas.
¿Qué pasos deben seguirse en los centros veterinarios?
Ya has visto que los residuos se catalogan en distintos tipos, y cada uno de ellos lleva un tratamiento distinto. Por ello, el primer paso que debe realizarse con cada uno de los desechos es el de su clasificación. Separarlos según su tipología permitirá iniciar el protocolo necesario para cada uno de ellos.
Una vez se hayan separado, llega el momento de almacenarlos hasta su transporte. Para garantizar la seguridad, se deben usar contenedores homologados y en los que se etiquete el tipo de residuo que contiene.
Cuando ese contenedor se ha llenado o, en ocasiones, cuando llega un nuevo residuo, como sucede con los animales muertos, hay que contactar con el gestor o empresa autorizada. Él retirará y eliminará los restos y entregará la documentación que lo acredite.
A partir de ese momento, los residuos dejan de ser responsabilidad de los profesionales veterinarios.
La correcta gestión de los residuos veterinarios es crucial para garantizar la bioseguridad en la clínica. Y también para proteger el medioambiente y la salud pública. Como has comprobado, la ley establece obligaciones concretas para los profesionales veterinarios, y deben seguirse al pie de la letra para evitar sanciones.