Es de suma importancia que en el desarrollo de nuestras profesiones tengamos en cuenta los efectos que éstas generan sobre el medio ambiente. Es decir, el impacto ambiental que nuestra actividad profesional provoca en la naturaleza. La profesión de instalador eléctrico no está exenta de ese compromiso con el medio ambiente.
Son dos los ámbitos que deben considerarse para evaluar el impacto ambiental de la actividad en montajes e instalaciones eléctricas. Por un lado, los recursos necesarios para llevarla a cabo, y por otro, los residuos que se generan con su realización.
Los resultados de una mala gestión de los recursos en nuestra actividad y de una deficiente gestión de los residuos que generamos pueden derivarse de un excesivo consumo de materias primas y de energía, un incorrecto mantenimiento de la maquinaria que utilizamos para realizar nuestras labores, la deficiente selección de materias primas, la mala manipulación y uso de herramientas y maquinaria, así como de incorrectos procedimientos de trabajo.
Malas prácticas en el desarrollo de la profesión de instalador eléctrico:
- No realizar una buena gestión del consumo eléctrico.
- Consumir gran cantidad de combustibles fósiles y el uso de aquellos no homologados.
- No reducir consumibles por falta de reutilización o por exceso de substitución de elementos en las instalaciones.
- El uso de productos altamente contaminantes del medio ambiente.
- La falta de conocimiento, el mal uso y almacenamiento de productos peligrosos y tóxicos.
- No realizar un correcto calibrado y mantenimiento de equipos.
- Mantener maquinaria obsoleta y poco eficiente.
Buenas prácticas en la protección medioambiental del instalador eléctrico:
Por el contrario, deben considerarse como buenas prácticas ambientales, las medidas adoptadas para conseguir un eficiente uso de la energía y del agua. Mediante la realización de auditorías y/o inspecciones se planifican los objetivos de reducción del consumo y las mejoras en las instalaciones:
- Las actuaciones sobre éstas que permitan optimizar su uso (sistemas de suministro mediante temporizadores, detectores de presencia, reducción de excesos de caudal y/o presión, etc.).
- Actuaciones sobre el envolvente del edificio mediante el aislamiento de puertas y ventanas.
- Realizar un correcto mantenimiento de los equipos eléctricos para que funcionen a pleno rendimiento.
- Hacer un uso eficiente de los recursos evitando la mala e innecesaria utilización y el derroche. Y controlar su utilización y realizando campañas de información y formación a empleados y/o usuarios para fomentar su ahorro.
Respecto al consumo de productos y materiales para desarrollar nuestra actividad sería muy recomendable:
- Tener en cuenta criterios ambientales en la adquisición de materiales y en la contratación de servicios mediante la elección de productos y suministradores con certificación ambiental.
- Emplear los equipos y herramientas más adecuados para cada tarea para disminuir la necesidad de consumo.
- Seleccionar materiales de calidad para alargar su vida útil y evitar frecuentes sustituciones.
- Revisar los procedimientos de uso y mantenimiento de maquinaria e instalaciones para reducir su deterioro y consecuente substitución. Así se minimizarán las adquisiciones a las necesidades reales para evitar el exceso de stocks almacenados.
Finalmente, las acciones y buenas prácticas relativas a la gestión de los residuos originados por la actividad deben propiciar la utilización de productos reciclables, reutilizables y de reducido embalaje. Deben establecerse pautas de discriminación de residuos, habilitar puntos y procedimientos de recogida, y fomentar campañas de información.
Ahora ya sabes que al desarrollar tu profesión de instalador eléctrico también puedes contribuir a la conservación del medio ambiente. Es únicamente una cuestión de responsabilidad y sabemos que tú pondrás de tu parte siendo un buen profesional eléctrico.
Escrito por: Santiago Sánchez. Docente del Curso de Electricidad en Escola d’Oficis Catalunya.