La necesidad de afecto de las personas mayores es un punto a atender por cualquier sociedad. Es fundamental que las personas mayores o cualquier persona con dependencia, puedan vivir con dignidad. Pero también es muy necesario que cualquier ser humano vea cumplida su necesidad de afecto del mismo modo que sus necesidades primarias.
Tanto las personas de tercera edad como las personas dependientes son vulnerables. Precisan de otras personas, como los profesionales sociosanitarios o cuidadores para atender sus necesidades. Y atendiendo que la sociedad les brinde ese servicio de cuidados médicos, alimentación, etc., puede parecer que hay algo en lo que no se presta la suficiente atención. Nos referimos a sus necesidades afectivas.
Y es que, todo ser humano precisa de afecto, mantener una conversación o como mínimo alguna interacción personal. Es muy común que las personas lleguen a su tercera edad y sus familiares cercanos no puedan ofrecerles la atención necesario. Por ello, el personal sociosanitario es su principal remanente de las relaciones sociales. Debemos estar preparados para facilitar la comunicación con los pacientes con dependencia y hacerles sentir vivos, día a día.
Dar solución a la necesidad de afecto
Actualmente en España, la sociedad está envejeciendo por la baja natalidad y por el aumento de la esperanza de vida de los mayores. Por este motivo, justificamos la necesidad de atender a los ancianos en centros especializados que logren una integración vital en la sociedad. Como puedes comprender, cada vez serán más las personas mayores y personas dependientes en nuestra sociedad.
Por este motivo, para garantizarles una calidad de vida como mínimo similar a la que han tenido, debemos preocuparnos por sus posibles carencias de afecto. Debemos prestar atención cuando esto ocurra, ya que es habitual que estas personas sufran tristeza y aislamiento social.
Las personas con dependencia suelen experimentar sentimientos complejos motivados por la pérdida de sus capacidades. Pero sobre todo, la falta de atención por parte de sus familiares o amigos puede ser muy importante. En las instituciones sociales y geriátricos que prestan atención sociosanitaria, los pacientes suelen tener contacto entre ellos. Y este hecho ya nutre sus necesidades de afecto. Pero hay que prestar atención a cada persona en particular.
Igual que no todo el mundo somos igual de extrovertidos, al llegar a cierta edad, sobre todo, en ocasiones nos volvemos más retraídos. Es muy habitual que puedan existir dificultades para relacionarse, sobre todo cuando ya se sufre algún nivel de depresión. Por eso, el personal sociosanitario debe prestar también ese apoyo, comprensión y dedicación por los sentimientos de cada persona. Piensa además, que pacientes con grados de sordera, ceguera o dificultades de movilidad, por ejemplo, lo tendrán todavía más difícil para relacionarse con otros compañeros.
Para poner fin a este inconveniente debemos apostar por profesionales de la atención sociosanitaria que puedan ser capaces de involucrarse también en el desarrollo comunicativo de los pacientes. La necesidad de afecto puede ser atendida con un trato personal más cercano y personalizado.
¿Cómo deberían ser los servicios sociosanitarios?
Una vez más, la atención a las personas con dependencia debe sostenerse en una relación de confianza. Cuando nos centramos en conocer las emociones y los gustos de las personas con dependencia, nos aseguran que se fijan en la persona que les atiende, su amabilidad y profesionalidad. Lo que más necesitan es contar con buenas personas que sepan escucharles y darles una buena atención. Las instalaciones y la calidad en sus servicios, son temas importantes, pero secundarios.
A su vez, uno de los aspectos a los que más aluden es precisamente el ocio. Programar actividades al aire libre o realizar pequeñas excursiones, les dará un plus de vitalidad. Romper con la monotonía de sus casas o de los centros de atención, es fundamental. Aunque, ante personas con movilidad reducida, será obviamente difícil.
A la hora de tratar con personas que tienen problemas de movilidad y que se encuentran en una institución o en casa, resulta necesario conocer qué temas les preocupan. Una vez que sepamos la respuesta, deberemos preparar un ambiente favorable para la persona en cuestión. Mientras se prestan los servicios básicos pueden mantenerse conversaciones que motiven al paciente a comunicarse y expresar sus sentimientos.
Las terapias en grupo y llevar a cabo diferentes juegos de ocio, aunque sean sencillos, también reforzarán su autoestima. El mero hecho de relacionarse les nutre enormemente. Por desgracia, en muchos centros, la falta de personal sociosanitario impide llevar un control personalizado. Y muchas veces la falta de tiempo desemboca también en una falta de implicación personal. Una falta de preocupación porque los pacientes desarrollen actividades que cubran su necesidad de afecto.