Los profesores y auxiliares de educación infantil saben que conseguir que los niños participen en clase no siempre es una tarea fácil. Entre los 0 y los 6 años, los niños no están acostumbrados a estar en un entorno educativo. Eso puede hacer que en ocasiones no quieran participar en las actividades o bien que sean demasiado tímidos con sus compañeros. Por eso, queremos darte algunos consejos para que los niños vergonzosos intervengan y así poder crear una clase participativa.

¿Qué puedo hacer para que los niños participen en clase?

A continuación, queremos proponerte algunas ideas y soluciones para conseguir un aula donde los alumnos sean partícipes de cada actividad propuesta. Para ello, te ofrecemos algunos consejos para lograr que todos se involucren.

Trabajar con los niños vergonzosos

Generalmente, la vergüenza no es más que un síntoma de vulnerabilidad y ausencia de seguridad en uno mismo. Por eso, resulta bastante característico que los niños más vergonzosos sean los que precisamente tienen la autoestima más baja.

Por tanto, la mayoría de consejos respecto a estos alumnos irán encaminados a que potencies su confianza y su autoestima para así poder mejorar su participación en el aula. Los beneficios sobre el niño se notarán tanto en la relación con sus profesores como con el resto de compañeros.

En primer lugar, es imprescindible que tengamos un refuerzo positivo sobre las tareas. Es decir, que elogiemos todos los progresos que el niño va teniendo a lo largo de los días. De este modo, sentirá que avanza al igual que sus compañeros. También será necesario que mostremos nuestro apoyo y nuestra ayuda cuando se van a realizar tareas nuevas o más difíciles.

niños vergonzosos

Por otra parte, sería recomendable que te mostrases como ejemplo. Esto puede conseguirse evitando las críticas sobre su comportamiento y explicando que los profesores y auxiliares de educación infantil también sentimos vergüenza en determinadas situaciones o al realizar algunas actividades.

Si le cuentas que tú también tienes que esforzarte para hablar en público o hacer algunas tareas que menos te gustan, entenderá que es normal tener esos sentimientos y que no es el único al que le sucede.

Además, resulta adecuado fomentar su autonomía e independencia. Es necesario que en algunos casos sienta que tiene que realizar una tarea sin ayuda, para que aprenda a gestionar sus emociones. Cuando vea que es capaz de finalizar tareas por sí mismo, aumentará su confianza y así querrá hacerlo más veces.

Por último, hay que recordar que es importante no forzar al niño en ningún momento. Si hay alguna tarea en la que no quiere participar, no deberíamos obligarlo. Poco a poco, irá cambiando su percepción y se animará a formar parte de esa actividad sin que se lo hayamos exigido.

Participación general en el aula

Para que los niños participen en la clase, es fundamental que todo aquello que se trabaje les resulte agradable e interesante. No solo en cuanto al nivel de conocimientos que se imparten, sino también en la metodología. Es decir, no tendría sentido que a un niño de 6 años le demos un texto con muchas palabras para que aprenda sobre las matemáticas. Es importante, por tanto, hacer que las clases sean lúdicas y más dinámicas.

Una de las formas de conseguir esto es mediante las metodologías educativas alternativas: juego o gamificación, trabajo en grupo, aprendizaje basado en proyectos, utilización de las TIC, etc. En lugar de explicar algo de modo teórico, es más interesante pasar a la acción o hacer alguna dinámica para el aprendizaje. De este modo, se mostrarán mucho más motivados y receptivos.

Por ejemplo, imaginemos que en clase de inglés van a aprender los animales. En lugar de utilizar el libro, se pueden plantear diferentes actividades alternativas:

  • Juego con mímica. En lugar de utilizar las imágenes de un libro, cada alumno puede imitar al animal que elija y el primer compañero en adivinarlo, ganaría un punto.
  • Cuenta una historia. Otro recurso que es bastante participativo es ir contando una historia en la que los niños pueden intervenir. En un círculo, el profesor empezaría a recitar una historia sobre animales (diciendo sus nombres en inglés) y puede ser continuada por algunos de los alumnos que él decida.
  • Sonidos de los animales. A estas edades, los niños son muy curiosos y quieren conocer los sonidos que hace cada animal. La actividad podría ser vendarles los ojos mientras que un compañero hace un sonido. Entonces, deberán adivinar qué animal es y decir su nombre en inglés.

En definitiva, conseguir que los niños participen en clase no siempre es sencillo, especialmente entre los 0 a 6 años. Por eso, esperamos que estos consejos te hayan resultado útiles y que puedas aplicarlos en tu día a día. Y recuerda que educar es un proceso largo y continuo, por lo que aunque estés aplicando las técnicas adecuadas, a veces hay que esperar para ver los resultados.